Acerca del Premio
El Premio Internacional Mendeléiev UNESCO-Rusia de Ciencias Básicas se creó para fomentar el progreso científico, la divulgación de la ciencia y la cooperación internacional en ciencias básicas. También conmemora el notable legado científico de D. I. Mendeleev, padre de la tabla periódica, cuyo trabajo desempeñó una función esencial en el futuro de la química, la física, la biología, la astronomía y la geoquímica, pero también en lo que ahora se denomina desarrollo sostenible.
El Premio se otorga anualmente a dos personas por sus descubrimientos notables, sus innovaciones sobresalientes y su intensa promoción de las ciencias básicas, que impulsen, o puedan impulsar en el futuro, la transformación socioeconómica y el desarrollo de las sociedades humanas. El Premio consiste en una recompensa monetaria de 250 000 dólares estadounidenses para cada uno de los dos galardonados, a los que se entregan también una medalla de oro y un diploma.
El Premio aspira a tener un efecto transformador en materia de género, en consonancia con la prioridad global de la UNESCO “Igualdad de género”, y se alientan las candidaturas de científicas.
El Gobierno de la Federación de Rusia propuso establecer y financiar un premio internacional conjunto de la UNESCO y la Federación de Rusia, en nombre del químico ruso Dimitri Mendeleev, para las ciencias básicas. El Premio está financiado por el Gobierno de la Federación de Rusia.
Ciencias básicas, investigación esencial
El 1 de marzo de 1869, el curso de la ciencia cambió. Ese día, Dimitri I. Mendeléiev concluyó su trabajo sobre “La experiencia de un sistema de elementos basado en su peso atómico y su similitud química”. Se dio cuenta de que, al organizar los elementos conocidos por su peso atómico, ciertos tipos de elementos ocurrían regularmente. Este sistema indicaba que existía un vínculo entre la estructura de un elemento y sus propiedades, y mostraba lagunas entre los elementos conocidos, lo que permitió a Mendeléiev predecir la existencia de elementos aún desconocidos. Fue el descubrimiento de la ley periódica.
Aparentemente el futuro no amenaza la ley periódica con su destrucción y, por el contrario, promete la superestructura y su posterior desarrollo.
Tenía razón. Hoy en día, su tabla periódica es un instrumento común en todas las aulas y en todos los laboratorios de investigación, y la tabla se ha completado continuamente, a medida que los científicos han ido encontrando y sintetizando nuevos elementos, principalmente mediante la cooperación científica internacional.
La tabla periódica de los elementos químicos es más que una simple guía o catálogo de todos los átomos conocidos del planeta; se trata esencialmente de una ventana al universo, que contribuye a ampliar nuestra comprensión del mundo que nos rodea.
Constituye un gran ejemplo del poder de las ciencias básicas para impulsar la innovación y el progreso. Según John Mather, ganador del Premio Nobel de Física en 2006, “los ingenieros y empresarios utilizan este conocimiento para construir imperios comerciales. Los médicos usan lo que encontramos para desarrollar nuevas curas. Los arquitectos construyen casas con materiales modernos. Los aviones se diseñan al límite de lo posible. Incluso los coches dependen por completo de la ciencia básica”.
La inversión en ciencias básicas nos ayudará a crear las soluciones que necesitamos para hacer frente a desafíos mundiales como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la brecha tecnológica y las crisis del agua y la energía.
Sin embargo, la investigación fundamental está infravalorada y no recibe fondos suficientes. El Premio Internacional Mendeléiev UNESCO-Rusia de Ciencias Básicas se creó para concienciar sobre la función de las ciencias básicas en la creación de sociedades pacíficas y prósperas y para fomentar el progreso científico, la divulgación de la ciencia y la cooperación internacional.
